Cuento: La babosa

En el tiempo en que los turistas visitaban el pueblo, la neblina caía sobre la playa de manera casi imperceptible alrededor de las seis de la tarde y se iba con las primeras luces del día. Esa neblina fresca que limpiaba el aire y que según los lugareños mejoraba las enfermedades respiratorias y las afecciones de la piel, era lo que atraía a una buena parte de los turistas que llegaban durante todo el año, gente de edades diversas con algún achaque pulmonar o cutáneo, grupos de viejos retirados en giras de esparcimiento, algunas familias con niños pequeños, una que otra pareja en las que saltaba a la vista la intención de pasar inadvertidas. Desde que lo descubrí hace cuatro días me siento al lado de la ventana y lo miro a través de los neblinosos y fríos atardeceres de la playa. Hacía años que no venían turistas, ni uno solo, hasta que el hombre apareció. Veo su figura alta caminar cerca de la orilla en dirección a la caleta, sin apuro. Viste impermeable amarillo, de esos que ...