Manías

de oler libros.
Y la no menos peligrosa manía
de golpearme el hombro izquierdo
si me golpeo primero el hombro derecho.
Pero hay manías que más que manías
son innatos resguardos emocionales.
No reincidir en relaciones estériles, por ejemplo.
Lo que me lleva a una cuarta manía,
la de colgar ajo en las entradas
para impedirles el retorno.
Tal vez por esa razón
me encuentre sumida en
nuevas, absorbentes manías:
la de escribir poemas,
la de memorizar rancheras.
2006
Imagen de Paul Gauguin.
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