Traductor Enemigo versus Traductor Amigo
Afortunado seas si puedes leer un libro en su idioma original que, además, no es tu idioma materno. Pero si no te queda más remedio que leer la traducción, es mi deber alertarte sobre cierto peligro. Antes quiero hacerte unas preguntas:
Cuando te dispones a leer un libro o cuando lo hojeas en la librería, ¿te fijas en el nombre del traductor?
¿Te ha interesado alguna vez conocer de traductores así como conoces de
autores?
¿No? Yo tampoco lo hacía hasta que llegó a mis manos un libro de uno de mis autores favoritos, John Cheever. Ya en el segundo párrafo del primer cuento noté algo raro. ¿Estaba leyendo realmente a John Cheever? ¿El mismo que ganó el National Book Award y el Premio Pullitzer, uno de los mejores cuentistas de Estados Unidos?
Revisé la biografía al dorso, y sí, se
trataba del mismo John Cheever. ¿Qué había ocurrido? El original en inglés
había caído en las manos de un Traductor Enemigo y cuando terminó con él, parecía haber sido escrito por un
principiante.
¿Qué es un Traductor Enemigo?
Traductor Enemigo:
No voy a perder mucho tiempo definiéndolo, basta con decir que es todo lo contrario al Traductor Amigo.
Ejemplo: Un cebado grupo de traductores españoles que, si no estás alerta, podrían hacerte odiar la lectura.
Traductor Amigo:
Además de ser un buen traductor es también un buen escritor, y en algunos casos, un escritor talentoso.
Conoce y estudia la obra del autor al
que traduce. Tiene gran dominio de su lengua
materna y de la lengua con la que trabaja.
Ser un Traductor Amigo es difícil, requiere de años de estudio y de
experiencia. Requiere de entendimiento y de ingenio.
Es muy fácil identificarlo: cuando estás leyendo una traducción
hecha por él, no lamentas tu incapacidad para entender el libro en su lengua original.
Ejemplo: Julio Cortázar. Tradujo, entre otras, la obra completa en prosa de Edgar Allan Poe, considerada por la crítica como la mejor traducción de Poe realizada hasta ese momento. Octavio Paz, otro gran escritor que también fue un Traductor Amigo.
Consejos para evitar al Traductor Enemigo:
No se trata de complicarte la vida, o que la acción de seleccionar un libro se convierta en un problema. Se trata de que pongas más ojo, al menos para seleccionar los libros de tus autores favoritos.
* Cuando estés en la librería pregunta cuántas ediciones existen del libro que te interesa, si hay más de una, compáralas. Si conoces la obra del autor porque ya lo leíste en buenas traducciones, podrás saber qué edición elegir.
* Fíjate en el nombre de la editorial. Las editoriales que han forjado su fama publicando buena literatura, no la pondrán en riesgo contratando a malos traductores.
* Si existe una sola edición, tómate tu tiempo para revisarla, a ver si le pillas errores de sintaxis o de ortografía. Si la traducción no es óptima, que al menos sea aceptable.
* Si no existe nada más que una edición regular o mediocre, no la compres, de lo contrario te aseguro que no llegarás ni a la mitad del libro.
* Si no conoces mucho de la obra del autor, usa tu sentido común y tu experiencia como lector: lee algunas páginas, si sientes que la lectura no fluye, sabrás a qué atenerte.
* Pero si no te interesa para nada rescatar al autor, compra la edición más barata, la que trae, además, errores de ortografía. Al fin y al cabo todo depende de las necesidades de cada cual.
© Carolina Meneses Columbié
Comentarios
Saludos,
Emilio Matei